La tendencia “farmacofílica” de la medicina actual ha relegado otras propuestas terapéuticas que, en el inicio de los albores de la medicina, fueron utilizadas por aquellos considerados maestros y padres de este arte y ciencia. Hipócrates, Paracelso y muchos otros antes que ellos, lograron desarrollar propuestas terapéuticas en las etapas más precarias del desarrollo científico médico.
Muchos ya conocían que los tónicos, ungüentos, infusiones, etc no actuaban de forma mágica ni tampoco funcionaban a modo de panacea. Así como el cuerpo humano está conformado por elementos muy distintos y similares a la vez, su tratamiento no podía limitarse a medidas únicas o muy específicas. Es inusual encontrarse con un problema “de la vida” que no dependa de al menos 2 o 3 variables. Es más, la ciencia nos ha demostrado que detrás de cada descubrimiento, se revelan dimensiones inesperadas y a veces más grandes que la interrogante primaria.
En el transcurso de la historia médica, han aparecido muchos métodos terapéuticos que permanecen aún disponibles al día de hoy. Y cada vez es más claro que el argumento (infundado) de que no existe la “suficiente evidencia científica” que los apoye, no los vuelve mentira o inútiles al momento de aportar al complejo manejo de las enfermedades, especialmente aquellas esquivas o reticentes al manejo exclusivo con fármacos. Es en este grupo en donde entramos las denominadas enfermedades crónicas no transmisibles (ECNT).
Un ejemplo característico de esta realidad son los masajes terapéuticos.
Practicados desde los inicios de la historia de la humanidad y presentes en variadas especies animales que viven en comunidad (especialmente primates), los masajes han cumplido diversas funciones de integración y normalización social, entre las que se encuentran la expresión de afecto, el manejo del dolor, la relajación, la estimulación, entre otras. Aún más, es posible que, sin esta instancia física, las relaciones humanas no tendrían la profundidad e intimidad que reconocemos hoy en día.
Es muy posible que, al menos una vez en nuestra vida, todos hayamos recibido y entregado alguna manifestación física interpretable como masaje. Aunque no necesariamente puede haber sido una experiencia grata, su intención debe haber estado fundada en querer agradar a otro y/o ayudarle. Es interesante ver que presentamos una suerte de intuición inherente a nuestra naturaleza que nos lleva a esa interacción cada día con el objetivo de optimizar nuestras relaciones con el semejante y sacar “el máximo provecho” del vínculo creado. Quizás una muestra de ello, es que desde la cuna los niños son acariciados y masajeados para lograr tranquilizarlos y crear confianza y bienestar.
Estudios científicos demuestran cómo este hecho trae beneficios objetivables en el crecimiento, desarrollo psicomotor y aumento de peso en recién nacidos (1)(2).
Por otro lado, aunque no son del todo determinantes desde lo estadístico, varios estudios científicos han empezado a arrojar resultados sobre el impacto de los masajes terapéuticos en diversas patologías, especialmente aquellas contenidas en el denominado sistema musculo-esquelético. Artritis reumatoídea, fibromialgia y cervicobraquialgias (dolor de cuello y hombros) son algunas de las enfermedades que se han visto más beneficiadas (3)(4)(5). Sin embargo, su proyección en el impacto posible a nivel de disfunciones hormonales, neurológicas, psiquiátricas y autoinmunes están aún por dilucidarse.
El Touch Research Institute en Miami es uno de los centros vanguardistas en este aspecto, generando múltiples estudios que ha sido publicados en diversas revistas científicas de renombre internacional (6).
Hay mucho aún por descubrir en estas milenarias terapias a la luz del infructuoso resultado de las medidas farmacológicas convencionales que, una vez más, plantean el “adormecimiento” de la molestia por sobre la resolución de sus causas raíces.
En CIMEF estamos convencidos del deber e importancia de usar el “estado del arte” disponible para manejar a nuestros pacientes. Sin desmedro de lo anterior, creemos que la ciencia ha demostrado ser perfectible y evolutiva. Lo que antes creíamos como indiscutible, ahora se torna relativo y hasta contraproducente. Por eso, nuestra mirada es integral y basada en una “mente abierta” capaz de mirar más allá de la rigidez del pensamiento convencional, procurando lo mejor para cada paciente según su caso especial y único.
Referencias
- Preterm infant weight gain is increased by massage therapy and exercise via different underlying mechanisms. Diego MA, Field T, Hernandez-Reif M. Early Hum Dev. 2014 Mar;90(3):137-40.
- Preterm infant massage therapy research: a review. Field T, Diego M, Hernandez-Reif M. Infant Behav Dev. 2010 Apr;33(2):115-24.
- Neck arthritis pain is reduced and range of motion is increased by massage therapy. Field T, Diego M, Gonzalez G, Funk CG. Complement Ther Clin Pract. 2014 Nov;20(4):219-23
- Rheumatoid arthritis in upper limbs benefits from moderate pressure massage therapy. Field T, Diego M, Delgado J, Garcia D, Funk CG. Complement Ther Clin Pract. 2013 May;19(2):101-3
- Massage therapy for fibromyalgia symptoms. Kalichman L. Rheumatol Int. 2010 Jul;30(9):1151-7
- Massage therapy for neck and shoulder pain: a systematic review and meta-analysis. Kong LJ, Zhan HS, Cheng YW, Yuan WA, Chen B, Fang M. Evid Based Complement Alternat Med. 2013;2013:613279
4 Comentarios
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